Micro post: Works in progress

I’ve been thinking about the famous New Year’s resolutions. And the answer is that I want to do things that I used to have fun doing but I didn’t find make time for it (because I wasn’t being productive)

That’s why this year I plan to read more, start drawing/painting again (I used to spend hours around pencils and canvases) and get more sleep (I intent to go to bed like I was a 5-years-old).

Another thing that I used to enjoy was writing. It became a little less enjoyable when I learnt more about the fashion industry and didn’t have anything fun or exciting to say about it. Fashion and trends were my favourite topic to write about for years, and suddenly they weren’t.

Now I think I can go back to it. I started to have fun again after seeing that there’s more to fashion than (over)consuming and ephemerality. But if I do it, it will be the same way I post on IG: without any pressure. And if you find any of it useful, well, I couldn’t be happier.

Do you have anything you plan to do differently this year? Preferably something you will enjoy.

¿Qué es la Fashion Revolution Week?

Fashion Revolution Week 2023: 22-29 de abril


Durante la penúltima semana de abril se celebra de manera global la Fashion Revolution Week, organizada y promovida por la organización Fashion Revolution. ¿En qué consiste?

Fashion Revolution comenzó como un movimiento global en 2013 y fijó su meta en cambiar la industria de la moda. Su creación tuvo lugar tras el colapso de la fábrica Rana Plaza, en Bangladesh, que provocó la muerte de 1138 personas el 24 de abril de 2013. Las declaraciones posteriores documentaron que esta catástrofe pudo ser evitada; el edificio estaba en terribles condiciones y los trabajadores habían alertado sobre esta situación reiteradamente, además de informar sobre su temor a trabajar allí. Sin embargo, las quejas no conllevaron ninguna mejora y la situación acabó con su derrumbamiento.

Las condiciones del Rana Plaza no eran un caso aislado, pero en ese trágico momento se evidenció la necesitad de un grupo activista que cuestionase las prácticas del sector de la moda y que demandara cambios en las condiciones de sus trabajadores, sobre todo en la parte de la cadena más olvidada: la producción.

El 24 de abril es el aniversario de ese terrible evento y la fecha que marca la celebración de la semana de la revolución de la moda (Fashion Revolution Week) cada año, una semana que se diferencia de las demás «fashion weeks» en que las personas involucradas en la industria son más importantes que las propias prendas y que, por supuesto, las tendencias.

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«La ropa no debería costar la tierra. Pregunta a las marcas: ¿de qué está hecha mi ropa?»

Sin duda, la moda también es apreciada durante estos siete días. De hecho, Fashion Revolution se considera un grupo de «protestantes pro-moda», pues el movimiento no es un ataque contra la industria, sino la búsqueda de un cambio positivo global. Sin embargo, ese amor por la moda se entiende desde una perspectiva atemporal, que fomenta, principalmente, el valor de las prendas que ya tenemos y su cuidado. Citando a Orsola de Castro, una de las fundadoras de Fashion Revolution, «la prenda más sostenible es la que ya está en tu armario».

Aunque se promueve con entusiasmo el alargamiento del ciclo de vida de cada prenda, con la compra de ropa de segunda mano o el intercambio de ella (clothes swap), por ejemplo, Fashion Revolution no aboga por el boicot a las grandes marcas de «fast fashion«. En cambio, se enfrenta a sus prácticas poco transparentes desde el punto de vista ético, cuestionando «¿Quién ha hecho mi ropa?» (Who made my clothes?), y preocupándose por el impacto ambiental de los materiales empleados, con la pregunta «¿De qué está hecha mi ropa?» (What’s in my clothes?). Especialmente durante la Fashion Revolution Week.

Durante esta semana, cada país con un equipo de Fashion Revolution ha programado diferentes charlas, entrevistas e, incluso, tutoriales y talleres, que este año se celebrarán en su mayoría por internet. Pero, como movimiento global, cualquiera puede organizar su propio evento e incluirlo en la página web oficial de la organización. Al final, todos somos parte de la revolución.

Desde personas involucradas directamente en el sector, como diseñadores o trabajadores, hasta los consumidores que reciben el producto final, todos pueden participar en esta semana que conmemora una tragedia que no se debe repetir, y que celebra también los cambios que han ocurrido desde entonces. Son días en los que se alenta la curiosidad de los consumidores, se valoran las respuestas cada vez más transparentes de las marcas, y se fortalece la revolución que está teniendo lugar.

Más que moda tras los diseños de Mario Cruz

Cuando empiezas a darte cuenta de que el diseño de una prenda no es lo único que debes tener en cuenta a la hora de comprar, se te abren las puertas a una mayor exploración del trabajo creativo, y a veces incluso tecnológico, de diseñadores situados fuera del radar del comprador habitual. Este cambio de pensamiento fue el que me llevó hasta la marca del diseñador Mario Cruz.

La primera toma de contacto con su marca tuvo lugar en uno de sus puntos de venta: la fantástica tienda Espacio Aguacate, situada en Granada. Entre de todas las prendas cuidadosamente seleccionadas para este local, había varias piezas de colores vivos con una etiqueta que rezaba Mario Cruz y un pequeño texto que explicaba cómo se había confeccionado. Ese fue el detalle que gana a cualquier comprador que se preocupe por #whomademyclothes.

En mi último paseo por Madrid decidí darle un toque a Mario para ver qué tal le iba y, aunque le pillé en plena etapa de diseño, corriendo de un lado para otro en Malasaña, quedamos para un par de cafés y tés y mucha conversación.


Mario Cruz en Malasaña, Madrid

El salto a la capital madrileña

Almeriense de nacimiento y ‘granaíno’ de corazón, Mario acabó en la capital al entender que el tipo de moda que quería crear no funcionaría en ciudades pequeñas. Avanzar en Madrid tampoco ha resultado fácil pero considera que al menos hay un mayor interés por los diseños únicos, comparado con las ciudades andaluzas.

Tras formarse en Patronaje y confección, la marca comenzó a tomar forma y las colecciones fueron saliendo a la luz hasta llegar a la que lanzó hace un par de meses, para este verano.

Esta gran ciudad le ha permitido, además, llevar a cabo colaboraciones tan interesantes como la colección cápsula que ha preparado junto a la diseñadora e ilustradora Isabel Muguruza y que presentaron la semana pasada en la tienda madrileña Rughara.

A pesar de esas ventajas, Mario confesó que durante este largo proceso hay veces que resulta “difícil estar siempre contento y confiar en ti mismo”. Y en cuanto a lo que deparará el futuro, simplemente se rio al preguntarle sobre sus planes. Por ahora, el sacar adelante las colecciones que diseña tiene toda su atención, aunque una pop-up store no es una idea que le desagrade precisamente.

Un gran equipo de mujeres

Resulta que detrás de la marca Mario Cruz no se esconde un equipo de varios diseñadores o incluso un par de ayudantes a tiempo parcial. Mario Cruz es él, solo él. Aunque, por supuesto, necesita que le echen una mano con la producción.

¿Recuerdas que he mencionado sus etiquetas al principio? Ese trozo de papel explicaba que esa prenda había sido producida por las mujeres trabajadoras que conforman el taller que tiene en Madrid la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (APRAMP).

Desde el principio, Mario Cruz ha trabajado codo con codo con las mujeres del taller de la APRAMP, puede que incluso haya pasado demasiado tiempo allí, como él mismo añadió con humor.

Esta organización lleva más de 25 años trabajando con estas mujeres, centrando sus esfuerzos, sobre todo, en la atención a emergencias y en el apoyo y acompañamiento para la búsqueda activa de empleo, ofreciendo este taller como una opción de salida laboral. Si necesitas hablar con ellas, o conoces a alguien que lo necesite, puedes contactar con ellas escribiéndoles un e-mail o llamando a su número de emergencia 24 horas.

Diseño de Mario Cruz
Vestido de la colección anterior en la tienda Miseria, Madrid

Más que moda

Si entendemos el concepto de moda como una abundancia de prendas que ejemplifican la superficialidad y lo efímero de la industria, alegra encontrarse con marcas que van más allá y piensan en todas las etapas de vida de una prenda.

Los diseños son importantes, sin duda, por eso los cortes de las prendas de Mario son limpios y los colores o estampados utilizados están de moda. Pero, además, es ropa perfectamente combinable y apta para cada ocasión, lo que rompe con la necesidad de comprar más y ayuda a tener un armario cápsula; Mario investiga los diferentes tejidos naturales para sus creaciones, como el tencel, para mejorar el aspecto de la sostenibilidad en sus colecciones; también produce en un taller con una gran labor social, y con buenas condiciones laborales; y, por último, busca la colaboración trasmedia con otros creativos. Creo que no está nada mal el trabajo que hay detrás, ¿no?

Resulta curioso todo lo que podemos descubrir si empezamos a leer las etiquetas de nuestra ropa. Y tú, ¿lees las etiquetas? ¿Sabes quién hace tu ropa? ¿Has encontrado por casualidad alguna fantástica marca como la de Mario Cruz?

Squint o cómo crear moda saliéndote de la línea

La palabra squint tiene varias acepciones, pero curiosamente tiene un significado en Escocia que no posee en ningún otro país de habla inglesa. Squint, como adjetivo, sirve para describir algo que no está completamente recto, que se desvía de la línea recta y que puede llegar a ser un trazo oblicuo. Precisamente, esa idea de divertida imperfección es la que ha querido transmitir Eleanor Vallely al llamar así a su marca de ropa.

Squint comienza a tomar forma después de que Ellie terminase la carrera de Diseño y Negocios en la Universidad de Brighton, en 2016. Ya había utilizado ese término para darle título a su trabajo de fin de carrera, y tras un par de prácticas no remuneradas, decidió continuar ese proyecto y crear oficialmente su marca.

Las paredes de su estudio, montado en una de las habitaciones de su casa, están llenas de ideas y fotos que sirven de inspiración, además de libros, como “Babe” de Petra Collins, y objetos varios como una radio antigua y un monopatín, representando este último una influencia bastante importante en su creación.

Ellie siempre ha estado muy interesada en la cultura skate y desde el principio ha buscado plasmar en sus prendas una funcionalidad que permita incluso usarlas en este ámbito y que además pueda atraer a todo tipo de chicas, ya sea con un estilo generalmente considerado femenino o con uno más masculino. Afirma que rechaza completamente la moda de alta costura y que toda su ropa “puedes llevarla todo el tiempo y en cualquier momento”.

Sus colecciones parten de experiencias personales y los diseños buscan la satisfacción personal, por lo que se alejan de modas actuales. “Yo me pongo toda mi ropa, estas prendas son cosas que he soñado llevar”, comenta. Su última colección, pensada durante sus últimas vacaciones en Australia, surge de recuerdos de su infancia, de esos veranos en el camping con toda la familia.

Colaborar para crear

Además del evidente uso de líneas asimétricas en sus diseños, otra cosa que hace especial a su marca es la continua colaboración creativa en los diferentes ámbitos del proceso.

Asegura que siempre le ha parecido muy interesante como “las mujeres interactúan con la moda” y por eso trabaja con un equipo femenino, desde su creación, pasando por las modelos y terminando con la parte creativa y de fotografía. En la última colección “Organised fun”, se crearon diferentes estampados con el trabajo de la artista y diseñadora Alice Dansey-Wright, y las prendas fueron mostradas por modelos femeninas, siempre amigas suyas que además de “muy guapas”, como ella dice, son mujeres «reales, con las que puedes identificarte».

El reto de crecer

Cuando entrevisté a Ellie, todavía tenía prendas de la colección sin terminar, las ilustraciones que servirían de estampados estaban solo sobre el papel y había notas e ideas por todos lados. De ahí a terminar una colección, preparar la sesión fotográfica, vídeo promocional y presentación oficial de la ropa hay mucho trabajo.

Ahora mismo, al trabajar por su cuenta le resulta muy difícil parar pero al preguntarle sobre un futuro con una mayor producción y quizá un equipo más grande, admite que le resultará difícil ceder responsabilidad si la marca sigue creciendo.

Su sueño es tener un pequeño equipo en casa con una pequeña fabrica y producirlo todo ahí. Esto le permitiría tener cierto control, seguir siendo lo más ética posible con su marca y además podría ofrecer un mayor rango de tallas, algo muy importante para ella. De lo que sí está segura es que es «demasiado perfeccionista» como no encargarse de toda la parte creativa y que le gustaría seguir haciendo algunas de las prendas a mano, como hasta ahora.

Tras la muestra de su nueva colección y un par de eventos en Glasgow y Edimburgo, Ellie y sus líneas imperfectas cruzan medio mundo hasta Melbourne, Australia. Durante la entrevista dijo que en cinco años se veía allí colaborando con artistas internacionales; la primera parte del plan se ha adelantado y la segunda seguro que llegará pronto.

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Moda sostenible y ética: guía para principiantes


Seguro que últimamente has escuchado de forma reiterada los términos “moda sostenible” y “moda ética”; es probable que te hagas una idea de lo que abarca y también es posible que te resulte un sistema de consumo demasiado complicado como para participar. Es cierto que supone un gran cambio de hábitos a la hora de comprar ropa, pero son cambios fáciles y necesarios que te encaminaran al único futuro posible en la industria textil: las sostenibilidad. Que no te abrume toda la información disponible, que por suerte es mucha y de calidad, y empieza a dar pasos en la dirección correcta. Leer este artículo puede ser el primero.

¿Qué es la moda sostenible y ética?

Como las propias organizaciones ecologistas afirman es difícil aportar una definición exacta, pero lo que sí tienen claro es que hay ciertos requisitos que se deben dar durante la producción de la prenda para ser ética y ecológica, como un sueldo y condiciones de trabajo dignos para todos los trabajadores de la cadena de producción o el uso de materiales ecológicos. La diseñadora de moda Andrea Jara afirmaba, en la página de la Asociación de Moda Sostenible de Madrid, que “la primera regla de la sostenibilidad es cambiar el consumo masivo por un consumo responsable y mesurado. Esto es aplicable tanto al consumidor final, como a las empresas productoras”. Además, mencionaba los tres ejes sobre los que esta sostenibilidad tiene que tener presencia: “el ecológico, el social y el económico”.

Aunque hasta hace relativamente poco la sociedad occidental no había notado las consecuencias de la producción textil, el daño y la influencia negativa de la misma ha ido creciendo hasta convertirse en la segunda industria más contaminante, después de la petrolera. Un dato importante que se dejó claro el año pasado durante el evento Madrid es Moda Sostenible, el primero en España dedicado a esta alternativa a la industria actual, es que la industria de la moda abarca muchas otras (producción, transporte, venta, etc.) y que por eso tiene tanto impacto. Si bien nuestro poder como consumidor llega al final, a la hora de comprar y de actuar ante el ciclo de vida de las prendas que poseemos, tenemos también la capacidad de exigir a las empresas productoras que durante ese largo proceso mantengan una serie de compromisos sociales y medioambientales y que lo hagan con transparencia, como reclama la asociación internacional Fashion Revolution.

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Fuente: Fashion Revolution

¿Cómo empiezo el cambio?

Primero tienes que querer dar el paso y si estás leyendo este artículo, posiblemente quieres intentarlo al menos. Hay muchísimo contenido en libros y en internet, además de lo más importante: mucha gente que está en el mismo camino que tú. Te resultará muy fácil encontrar grupos en Facebook donde poder preguntar y leer las dudas y consejos de otros consumidores de moda sostenible. Un buen primer paso puede ser también echarle un vistazo a este par de documentales, ambos en Netflix: The true cost te ayudará a hacerte una idea del coste humano de la ropa y sabrás más sobre el terrible accidente del Rana Plaza y las verdaderas víctimas de la moda (1138 muertos), y Minimalism, un documental sobre el estilo de vida minimalista, ya que en muchos casos el consumo de “fast fashion” (término que se refiere a la moda de consumo rápido y fácil) viene dado por un afán de poseer más objetos y no por el hecho de necesidad. En definitiva, el primer paso es el conocimiento.

¿Dónde compro?

Es cierto que no te vas a encontrar este tipo de tiendas en el centro comercial más cercano, ni pasarás por cinco locales en tu ruta de paseo habitual, pero no es tan complicado como parece. Con una rápida búsqueda en internet te darás cuenta de que hay más tiendas físicas en tu ciudad de las que pensabas. Si estás en Madrid, por ejemplo puedes encontrar el espacio The Circular Project, con una amplia selección de marcas y cuya fundadora Paloma García es un referente en el impulso del movimiento de la Economía del Bien Común en España desde hace años. Además, tienes las tiendas y mercados online, como Fair Changes. Los grandes medios también se están haciendo eco de este proceso de cambio en la industria y rápidamente han creado contenido y han recopilado tiendas y marcas en sus artículos. Por otro lado, Instagram se ha convertido en el escaparate de un gran número de marcas que abogan por la sostenibilidad, facilitando la compra de sus productos a través de internet. Próximamente habrá una nueva opción: Ethical Time, la primera app de moda sostenible creada en Barcelona cuyo equipo ha conseguido la financiación necesaria para el proyecto.

Buy less, buy better – Vivienne Westwood

Sin embargo, la reducción del consumo en su totalidad por una temporada sería lo más aconsejable. La famosa pirámide de Sarah Lazarovic podría marcar tus pautas de consumo al principio: primero, comienza utilizando tus prendas todo lo posible, ya que se tiran 8 millones de toneladas de ropa al año en Europa. Después puedes intercambiar prendas (clothes swap) con tus amigos, recurrir a las tiendas de segunda mano o al llamado upcycling, que consiste en mejorar o arreglar una prenda ya existente con trozos de prendas usadas para así alargar su ciclo de vida. Desde luego, entender que consumo no es consumismo y que “no hay ropa más sostenible que la que ya existe” es un aspecto muy importante para avanzar en la dirección de la sostenibilidad.

Una vez inmerso en el proceso del cambio de consumo de moda la cosa se complica, y lo que creías correcto resulta ser simplemente menos malo: la procedencia del material no es 100% ecológica o ética, hay una parte del proceso que no es transparente, aparece el término greenwashing (o técnica de marketing que consiste en hacer un lavado de imagen a una marca creando un par de proyectos éticos mientras el resto de su inmensa producción sigue contaminando y explotando) y empiezas a dudar de los pasos que has dado y quieres dar. Es normal, y debes tener claro que esto no quita valor a tus acciones previas. La moda sostenible es definitivamente la única manera de consumo posible para un futuro a largo plazo y cada pequeño cambio en nuestros hábitos tienen un gran impacto. Y si a esto le sumamos la crítica a las grandes compañías por su forma de producción y el reclamo, o mejor dicho, la exigencia de una nueva industria, la revolución de la moda será inevitable. ¿Vas a formar parte de ella?