Entre los modernos edificios, puestos callejeros de comida, innumerables cafeterías y luces de neón, aún queda sitio para amplios parques que aportan el verde a la ciudad de Seúl, y que se convierten, con el buen tiempo, en el sitio perfecto de encuentro.
Si bien en toda estación estos parques tienen encanto, la primavera y el calor son recibidos con mayor entusiasmo en ellos. El parque de Yeouido, con su Festival de Flores de Primavera, es siempre uno de los lugares clave para dar la bienvenida a la nueva estación. Además de los más de mil cerezos que franquean el paseo, se encuentran por doquier puestos de comida dulce, artistas dispuestos a hacer una buena caricatura por un buen precio y conciertos y exposiciones artísticas que se preparan expresamente para la ocasión.
La zona de Jamsil también tiene incontables cerezos que armoniosamente rodean el lago Seokchon, lo que convierte al rosado paisaje en uno digno de capturar. Lo único que puede rivalizar en número con estos árboles, es la gran cantidad de gente que acude a disfrutar de las vistas bajo sus sombras.
Uno de los más grandes de la ciudad es el Parque Olímpico, creado en 1988 para las Olimpiadas de verano celebradas en la capital surcoreana. No solo está decorado por la naturaleza, entre sus árboles se encuentran sorprendentes esculturas creadas por artistas internacionales y un gran lago artificial. Y si a eso le sumamos su fuente musical, con sus más de 140 canciones, pasar una tarde en él es algo realmente entretenido. Haciendo honor a su nombre, diversos deportes se pueden practicar en su interior como el tenis o la natación, pero no es el único que ofrece esas opciones.
El parque Boramae también cuenta con una amplia lista de actividades. Siendo en su origen la Academia de las Fuerzas Aéreas, este espacio se convirtió en un parque temático con zonas deportivas como campos de bádminton, baloncesto, e incluso partes habilitadas para realizar escalada en roca. Si hacer ejercicio no resulta atrayente, las áreas preparadas para el picnic son el lugar ideal para el almuerzo. La basta extensión del parque incluye, además, exposiciones de aviones como recuerdo de su anterior uso.
Estos parques, con sus flores, árboles, aire puro y relajantes vistas, permiten disfrutar de la gran ciudad desde otro punto de vista; aunque el visitante no conseguirá escapar de las aglomeraciones de gente tan características de Seúl.
Fotos y texto: Ana Fernández para El Viajero